Un zombie, o muerto viviente, es alguien que como dice la segunda acepción, está muerto y ha resucitado. Que sí, que estaba muerto, que no estaba de parranda, y ahora vuelve a andar entre los vivos. Los motivos por los que estos seres vuelven a la vida son muchos y variados, pero casi siempre suele haber residuos radiactivos presentes. Pero el tema principal es ese, que estaban muertos.
Un infectado, sin embargo, es alguien vivo que es infectado por un virus que lo que hace es acabar lentamente con su vida, matar sus células y darles “otra vida”, es decir, a efectos prácticos, la persona está muerta, y como tal muestra los típicos signos de descomposición, pero su cerebro sigue enviando órdenes a las células muertas con lo que puede actuar más o menos como si siguiera vivo.
Aunque siendo sinceros, ante un ataque de estas características nos daría igual que fuesen zombies o infectados porque tanto para bien como para mal, los dos comparten las mismas características. Para mal en el sentido de que si te atacan vas a sufrir las mismas consecuencias.
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